
El propósito de mi vida es proporcionar a mis hijos una educación completa y enriquecedora, basada en una profunda reflexión filosófica sobre la vida, el alma y el ser. Me considero una persona reflexiva a la que le surgen numerosas ideas en la mente, y me cautivan temas como la importancia de vivir, la existencia y cómo uno debe vivir, pensar y actuar.
Desde el año 2009, cuando se me pedía que indicara mi profesión, siempre me ha gustado añadir que también soy filósofo y artista. Aquellas preguntas de contenido profundo me acompañan en mi día a día y llenan mi vida de fortaleza, otorgándole una mayor densidad e interés.

Creo firmemente que el genio no nace, sino que se crea a través de la educación. Todo ser humano lleva un genio interior, aunque a menudo está tapado por la sobrecarga de estímulos generados industrialmente por el hombre.
Lamentablemente, siento que la reflexión se está perdiendo en nuestra sociedad actual. Me preocupa profundamente el significado del alma y tengo diferentes enfoques al respecto. Observo cómo el conocimiento de uno mismo se está desvaneciendo gradualmente y cómo muchas personas creen que son simplemente su cuerpo o sus pensamientos, sin darse cuenta de que hay algo más allá de eso. Mi creencia en la existencia del alma se basa en experiencias cercanas a la muerte que he leído y estudiado con detenimiento.
En conclusión, la búsqueda de una educación profunda y significativa basada en la reflexión filosófica sobre la vida, el alma y el ser, nos invita a cuestionar y trascender las limitaciones impuestas por la sociedad actual. Al nutrir nuestras mentes con ideas y perspectivas más allá de lo superficial, podemos desenterrar el genio interior y cultivar almas reflexivas en nosotros mismos y en las generaciones futuras. A través de este enfoque, podemos vivir con propósito, pensando y actuando de manera más auténtica y transformadora, dejando un legado perdurable en el mundo.